El teatro romántico

* Rasgos generales del teatro romántico

a) Ruptura absoluta con todas las unidades aristotélicas:
  • Espacio: la acción ocurrirá en distintos lugares, incluso en países diferentes.
  • Tiempo: se darán saltos temporales de varios años.
  • Acción: si bien habrá una historia principal, esta se completará con otras líneas argumentales paralelas.
b) Mezcla del verso y la prosa en una misma obra.

c) Gusto por los elementos sobrenaturales, como espectros o fantasmas.

d) Ambientación tétrica: la noche, la tormenta y los entornos luctuosos (cementerios) cobran protagonismo.

e) Alejamiento de la realidad: las historias transcurrirán en la Edad Media o durante la etapa del Imperio español.

f) Reflejo absoluto de las pasiones humanas, mostradas de forma exagerada a través de los personajes.

g) Las historias se centran en la fatalidad (los finales tienden a ser sangrientos y trágicos), el triunfo de la realidad sobre el idealismo y el inevitable destino.

h) Dos tipos de protagonista: el héroe trágico, rebelde ante las injusticias, valiente, considerado y honorable, contra el que conspira el destino para impedirle la consecución de sus objetivos (Rugiero en La conjuración de Venecia, Manrique en El trovador, don Álvaro en Don Álvaro o la fuerza del sino); o el antihéroe romántico, que se burla de todas las leyes humanas y divinas y antepone sus pasiones y deseos al bien de los demás, mostrando un carácter díscolo, caprichoso y pendenciero (don Juan en Don Juan Tenorio).

i) Clara innovación en efectos especiales y escénicos para llevar a cabo una puesta en escena espectacular, que impactara a la audiencia.

* Principales dramas románticos

1) La conjuración de Venecia (Francisco Martínez de la Rosa): Rugiero conspira con sus amigos en contra del mandato tiránico del Dux de Venecia; pero Morosini, jefe del Consejo de los Diez, se enterará y entregará a los conspiradores. Pese a que Morosini se entera de que es el padre de Rugiero, eso no impide que sea condenado a muerte. Se centra, pues, en el triunfo de la realidad sobre el idealismo.

2) El trovador (Antonio García Gutiérrez): Manrique es un joven trovador que ha sido criado por Azucena, una gitana que lo raptó de la cuna del conde de Luna como venganza por la muerte de su madre a manos de este noble. Manrique, ignorante de su sangre azul, se enamora de Leonor, a la que también pretende el nuevo conde de Luna, su hermano. Dado que Leonor ama a Manrique, el conde decide matar al trovador y, en cuanto lo ejecuta, Azucena le revela toda la verdad.


3) Los amantes de Teruel (Juan Eugenio de Hartzenbusch): Diego e Isabel se aman profundamente, pero los orígenes humildes de Diego imposibilitan que estén juntos. El padre de Isabel, para deshacerse de este incómodo pretendiente, le promete que, si en el plazo de seis años regresa con dinero suficiente, le dejará casarse con ella. Mientras Diego parte para hacer fortuna, el padre de Isabel trata de convencerla de que se case con otro hombre. Dado que Diego es capturado por fuerzas musulmanas, no puede cumplir con su promesa e Isabel, descorazonada, decide contraer matrimonio con quien su padre diga. Cuando Diego regrese, ambos morirán de amor.

4) Don Álvaro o la fuerza del sino (Ángel de Saavedra, duque de Rivas): toda la historia se centra en la fatalidad del destino (que lleva a cuestionar la existencia de Dios) que conduce a su protagonista, don Álvaro, siempre a la calamidad. Destaca esta obra, a nivel estilístico, por la mezcla del verso y la prosa, la diversidad de tono (se mezcla lo trágico con lo cómico), la ruptura absoluta de las unidades aristotélicas y el perspectivismo con el que se encara al personaje de don Álvaro. Así, para unos será todo un héroe, valiente, honrado, cabal; para otros, no será más que un vil asesino que no ha pagado por sus crímenes. Víctima o monstruo: esa es la ambivalencia de un don Álvaro cuyos orígenes inciertos y, sobre todo, su sangre mestiza (su madre es nativa suramericana) le causarán toda clase de problemas (se denuncia así el clasismo y el racismo de la sociedad española), como podéis ver en esta adaptación (dadle una oportunidad aunque sea una versión antigua):



5) Don Juan Tenorio (José Zorrilla): La historia de Don Juan Tenorio es de sobra conocida, así como el personaje de Don Juan, ya tratado por Tirso de Molina en El burlador de Sevilla y convidado de piedra. De hecho, Zorrilla se basa completamente en esta obra del Barroco, extrayendo de ella a su protagonista, el mujeriego Don Juan, claro símbolo del antihéroe romántico (y que Espronceda había inmortalizado también en El estudiante de Salamanca); y al fantasma de Don Gonzalo en forma de estatua, a la que Don Juan invitaba (o convidaba) a cenar y que se presentaba esa misma noche para llevar a Don Juan a los infiernos. Sin embargo, Zorrilla introduce una variación con respecto a Tirso: mientras que en El burlador de Sevilla Don Juan acababa en el infierno para pagar por una vida de crímenes; en Don Juan Tenorio Zorrilla salva el alma de su protagonista en el último momento debido al amor puro y desinteresado de Doña Inés por él (y de él por ella). El amor se convierte así en una fuerza capaz de redimir al hombre más cruel, que puede siempre cambiar su destino si así lo desea libremente. Si queréis verla, podéis disfrutarla en esta adaptación:

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