Resumen de la literatura medieval

1.- Rasgos generales de la literatura medieval

a) Teocentrismo: en la Edad Media Dios es el centro de todas las cosas, por lo que el cristianismo no será únicamente una religión, sino una forma de encauzar la vida terrenal para salvar el alma. Esto tendrá su eco en la literatura de esta etapa, tanto en el desarrollo de personajes (los héroes de los cantares de gesta, los romances y los libros de caballerías serán devotos cristianos y servidores de Dios) como en los temas (amplia presencia de Dios, la Virgen y los valores morales cristianos: prudencia, templanza, humildad...).


b) Difusión oral: dado que en la Edad Media prácticamente nadie sabía leer y escribir (salvo los miembros del clero), la literatura de esta época se difundía de manera casi exclusiva por vía oral, ya fuese a través de canciones que entonaba la gente en sus quehaceres diarios, por medio de juglares o trovadores, etc. Todo ello condicionó la producción literaria medieval, que se realizó esencialmente en verso para que las obras fueran más fáciles de recordar.

c) Anonimia: dada su condición de literatura oral, las obras medievales son, en su mayoría, anónimas, desconociéndose por completo las identidades de sus autores. Esto también está relacionado con el teocentrismo, pues, durante bastantes siglos, se consideraba que el arte humano era voluntad de Dios y que, por tanto, el autor real de las pinturas, las esculturas o la literatura era Él. El artista, por tanto, era tan solo un vehículo, un medio que Dios utilizaba para manifestar esa belleza artística, que Le pertenecía.

d) Carácter didáctico: el principal objetivo de la literatura medieval era el de transmitir valores y enseñanzas a esa sociedad iletrada e ignorante. En muchos casos, se trataban de preceptos morales y/o religiosos; si bien también se apostaba por difundir aquellas actitudes que se consideraban prácticas y útiles para la vida cotidiana. 

2.- La lírica popular

a) ¿Qué es? Son poemas líricos anónimos, transmitidos de forma oral, que componía y cantaba el pueblo llano.

b) ¿Qué temas toca? Son piezas de temática amorosa, protagonizadas por una mujer.

c) ¿Cuántos tipos hay? Tres:

- Las jarchas, escritas en mozárabe, que aparecían al final de unas composiciones en árabe llamadas moaxajas. En ellas, una mujer se lamenta ante una confidente (una madre, una amiga, una hermana) por la ausencia de su amado (el habib).

- Las cantigas de amigo, escritas en gallego-portugués, compartían el tema con las jarchas (el lamento de una mujer por la marcha de su amado -amigo-), pero se diferenciaban de estas en el uso de elementos de la naturaleza (hacia la que confesaba y proyectaba sus quejas y sentimientos) y la estructura (disponían de estribillo y utilizaban como figuras retóricas habituales el paralelismo y el encadenamiento -o leixa-pren, que consiste en repetir el final de una estrofa al principio de la siguiente-).

- Los villancicos, escritos en castellano, que hablaban sobre distintos temas: el trabajo, las fiestas, asuntos infantiles... Los románticos, con claras connotaciones eróticas, recurrían habitualmente a varios motivos, como el encuentro furtivo de los amantes, el alba que los obliga a despedirse, la noche de San Juan como propicia para el amor...

3.- La lírica culta

a) ¿Qué es? Son poemas líricos, algunos anónimos y otros con autor conocido, transmitidos de forma oral hasta que se recogieron por escrito en cancioneros, como los de Baena, Stúñiga, el general y el musical de palacio.

b) ¿Qué temas toca? Son fundamentalmente piezas de temática amorosa, protagonizadas esta vez por un hombre. No obstante, se tocaban otros temas de tipo filosófico, moral y, sobre todo, religioso.

c) ¿Qué ramas se pueden distinguir? Tres:

La compuesta por trovadores, unos músicos profesionales que iban de corte en corte amenizando las fiestas y las reuniones con sus creaciones. Estos trovadores desarrollaron tres subgéneros líricos, a saber, el sirvientés (para criticar a enemigos o conductas de la sociedad), el planh (que lamentaba la muerte de un personaje importante) y, especialmente, la cansó (que luego evolucionó a la canción), de temática romántica, en la que se desarrolló el tópico literario del amor cortés: un caballero enamorado de una dama, a la que se somete como si fuera una diosa y sirve de manera fiel y obediente. Esa mujer, por desgracia, no corresponderá su amor (la belle sans merci) o existirá cualquier otro obstáculo que hará que ese amor sea imposible o prohibido, lo que provocará un enorme dolor en el hombre, quien, aun así, no puede dejar de adorarla. Los trovadores también compusieron los decires, que trataban asuntos morales, políticos o filosóficos, y que eran más extensos que las canciones.

- La compuesta por nobles, cuyos nombres nos han llegado hasta nuestros días. En este sentido, cabe destacar al marqués de Santillana (introductor de temas y estructuras métricas italianas en la Península Ibérica y autor, entre otras obras, de El infierno de los enamorados, donde critica la lujuria y la pasión); a Juan de Mena (con su Laberinto de la Fortuna o Las trescientas, en la que reflexiona, por medio de coplas de arte mayor, sobre lo variable que es la suerte y la Providencia divina); y, muy especialmente, a Jorge Manrique.

* Jorge Manrique es uno de los grandes autores medievales de nuestro país merced a su elegía Coplas a la muerte de su padre. Su obra está conformada por 40 coplas manriqueñas, a saber, dos sextillas de pie quebrado, con dos versos octosílabos y uno tetrasílabo -8a 8b 4c 8a 8b 4c- de rima consonante. Con estas Coplas, Manrique no solo muestra su pesar por la muerte de su padre (al que admiraba profundamente), sino que, además, realiza un profundo análisis sobre el sentido de la vida. Según Manrique, la vida de todos los hombres iba a acabar, inexorablemente, en la muerte. Por ello, era absurdo entregarse a objetivos carnales o terrenales, pues ninguno de ellos evitaría ese fatídico destino. Es más, lo único que se conseguiría es la condena del alma. Da igual lo importante o rico que seas (menciona, en este sentido, a varios reyes y personajes históricos), tu final está ya decidido.

Sin embargo, si encaminas tu vida de manera honrosa, lograrás alcanzar una existencia más plena en el Más Allá. Si vives así, no deberás temer a la Muerte, pues esta solo será un paso más en tu existencia. Así encaró la vida su padre, don Rodrigo Manrique, al que llena de elogios, destacando, fundamentalmente, su lealtad, su valor, su honor, su humildad y su templanza. De ahí que, cuando la Muerte lo recoge, Rodrigo Manrique no se asusta, ni pierde la compostura: abraza a la Muerte como a una buena amiga. Esta le indicará que, por sus actos, se ha ganado a pulso la vida de la fama; pero que la Eterna que le espera es aún mejor. El tono didáctico, moral y religioso, por tanto, es la nota predominante en esta composición.

- La compuesta por el clero, también conocida como mester de clerecía. Surge entre los siglos XIII y XIV y sobresale por tres rasgos fundamentales:

a) El uso de la cuaderna vía, un tipo de estrofa que apostaba por cuatro versos alejandrinos (de 14 sílabas) con rima consonante y la siguiente estructura: 14 A 14 A 14 A 14 A. La cuaderna vía pretendía destacar las obras del mester de clerecía frente a las de la lírica popular, que carecían de una métrica regular y lucían una rima asonante primordialmente.

b) Inspiración en obras clásicas grecolatinas para imbuir sus producciones de un carácter intelectual y erudito.

c) Tono didáctico (necesidad de divulgar la cultura) y moralizador en oposición a los temas profanos y románticos de la lírica popular

* En el mester de clerecía hay que destacar a dos autores:

a) Gonzalo de Berceo y sus Milagros de Nuestra Señora, con la que, en 25 poemas narrativos, pretende convencer al pueblo de las bondades de servir con devoción a la Virgen María, pues ella no dudará en ayudar al que lo necesite si le es fiel.

b) Juan Ruiz, arcipreste de Hita, y su Libro de Buen Amor, la obra más compleja de toda la Edad Media, pues en ella se mezclan el didactismo moralizador del mester de clerecía y el vitalismo propio de la lírica popular. Si bien Juan Ruiz critica el amor lujurioso y el pecado que conlleva en varias alegorías, en realidad esta excusa religiosa enmascara un libro satírico, que muestra algunos hábitos románticos y sexuales propios de la época. De hecho, el propio arcipreste se convierte en el protagonista de varias aventuras amorosas (generalmente sin final feliz), en las que es ayudado por una vieja alcahueta llamada Trotaconventos. Entre medias, se exponen fábulas y ejemplos para enseñar; se incluyen loores a la Virgen María; se alaba al amor carnal frente al recato de la Cuaresma; se narran acontecimientos curiosos (como la rebelión de los sacerdotes al prohibirse que convivan con sus amas)... Juan Ruiz, a su vez, mezcla magistralmente distintos tipos de estrofas y fuentes escritas de origen clásico y popular, convirtiendo a su Libro de Buen Amor en una obra única y sumamente original.

4.- La poesía épica

a) ¿Qué es? Son poemas narrativos, herederos de las epopeyas clásicas, que cuentan en verso las hazañas y andanzas de un héroe perfecto.

b) ¿Qué temas toca? Se narran las aventuras de un héroe al que se exalta en todo el poema, pues representa los mejores valores de la época: valor, honor, lealtad, astucia, amor por su familia, devoción a Dios... Estos héroes, que sobreviven con éxito en un mundo sumido en la guerra y el caos, suelen estar inspirados en personajes reales e históricos, si bien se incluyen algunos elementos fantásticos, como monstruos o acciones imposibles.

c) ¿Qué subgéneros se pueden distinguir? Los siguientes:

- Los cantares de gesta, sobresaliendo en la Península tres, a saber, el Cantar de Sancho II y el cerco de Zamora, el de los siete infantes de Lara y, sobre todo, el Cantar del Mío Cid, de autor anónimo. Este cuenta en tres cantares (del destierro, de las bodas y de la afrenta de Corpes) la vida de Rodrigo Díaz de Vivar, desde que este es desterrado por el rey Alfonso VI hasta que reconquista Valencia en su nombre y se venga de los Infantes de Carrión por haber deshonrado a sus hijas. El Cid no tiene nada que ver con el rudo mercenario que la historia nos cuenta: se trata de un hombre honorable y valiente, comedido y prudente, amante de su mujer y sus hijas y fiel servidor del rey Alfonso en todo momento (aunque este le haya echado de Castilla). El honor es el tema principal de esta obra, pues, al principio, el Cid ha de recobrar peleando su buen nombre después de haber sido desterrado; y, una vez que lo logra, vuelve a ver su nombre mancillado por la actitud de los Infantes de Carrión.

Estos cantares de gesta, a su vez, se caracterizan por tener versos de medida irregular y rima asonante, divididos en dos partes (hemistiquios) por una pausa o cesura. A su vez, serán típicos los epítetos épicos para enaltecer al héroe; el uso de un narrador en tercera persona que llamará la atención del receptor (como un juglar haría con su público); la aparición de recursos de repetición; y la aparición de diálogos.

- Los romances, poemas breves de verso octosílabo con rima asonante en los pares que serán los herederos de los cantares de gesta. De hecho, presentarán casi todas sus cualidades (salvo la parte métrica, ya expuesta). Los romances se pueden dividir, a su vez, en tres clases: los históricos o fronterizos, que narran acontecimientos reales; los literarios, que se basan en poemas y obras anteriores (como los romances artúricos, las Mocedades del Cid...); y los novelescos o de invención, que son completamente originales, pues no se inspiran ni en textos previos ni en hechos reales.

5.- La prosa medieval

a) ¿Qué es? Son las primeras obras en prosa que se componen en castellano.

b) ¿Qué temas toca? Su afán es fundamentalmente didáctico, adscribiéndose a la necesidad del mester de clerecía de difundir la cultura y enseñar al pueblo valores y actitudes moralmente aceptables para llevar adelante sus vidas con propiedad y corrección.

c) ¿Qué subgéneros se pueden distinguir? Los siguientes:

- Los apólogos o ejemplos, que son colecciones de cuentos de los que se puede extraer una lección moral. Su origen se halla en los cuentos árabes (de origen, a su vez, oriental -la India, China, Persia-), en los que un rey necesitado de consejo le solicita a un sabio que lo ayude. Este le narra un relato breve del que el monarca extrae una enseñanza que aplica con éxito a su vida. Calila e Dimna y Sendébar son los mejores ejemplos de estos apólogos árabes que se tradujeron al castellano durante el reinado de Alfonso X El Sabio. El monarca fundó la Escuela de Traductores de Toledo, que se encargó de trasladar a nuestro idioma las obras científicas, filosóficas y literarias musulmanas, griegas y latinas. Estos cuentos fueron muy del gusto de su corte, y sirvieron de inspiración a Don Juan Manuel para escribir El conde Lucanor. En sus 51 apólogos o ejemplos, el conde pide ayuda a Patronio, su sirviente, sobre distintos asuntos, respondiéndole este con un cuento. Su moraleja, escrita en verso, será muy útil para el conde Lucanor, y de ahí que Don Juan Manuel, como narrador, justifique su inclusión en su obra. El infante castellano bebió de muchas fuentes diversas para componer El conde Lucanor, desde relatos tradicionales europeos hasta cuentos orientales, pasando por fábulas de Esopo y otros autores clásicos o historias del Nuevo Testamento. Y todo con un único objetivo: defender la prudencia como valor fundamental para encaminar adecuadamente tu vida y, así, salvar el alma y la honra.

- La novela de caballerías, heredera en prosa de los cantares de gesta, pues sus protagonistas, una vez más, son héroes perfectos. En esta ocasión, se tratará de caballeros andantes ficticios que se verán obligados a luchar por el amor de su mujer (siguiendo los cánones del amor cortés) o la restitución de su propio honor. La principal diferencia con respecto a los cantares o los romances es que las novelas de caballerías están ambientadas en reinos lejanos y exóticos, completamente inventados por el autor, y apenas hay referencias a la realidad. De hecho, los elementos fantásticos son muy abundantes en ellas: magos, monstruos... En nuestro país destacaron fundamentalmente dos obras, a saber, el Libro del caballero Zífar, de Ferrán Martínez, y Amadís de Gaula, de Garci Rodríguez de Montalvo.

- La novela sentimental, que cuenta la historia de un amor no correspondido con final desgraciado. Nuevamente el tópico del amor cortés hará acto de presencia en estas obras (más cortas que las novelas de caballerías) en las que la acción no tendrá importancia, sino los sentimientos y el estado psicológico de los personajes. Juan Rodríguez del Padrón, Juan de Flores y Diego de San Pedro son los autores más destacados.

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